Después de un largo y caluroso verano, nuestro césped ha sufrido mucho y tenemos calvas o zonas poco pobladas.

Este es el momento para hacer una resiembra, ya que la temperatura nocturna es bastante baja, pero la diurna es alta y favorece la germinación y crecimiento de las semillas del césped.

Hay que hacer una aireación del césped antiguo de forma manual, con rastrillos o elementos cortantes preparados para este trabajo, o utilizar una escarificadora.

Esto nos permitirá que se formen franjas en la cuales no haya césped y se vea la tierra, para que la semilla nueva llegue a ellas y germine allí.

Debemos poner más semilla de lo habitual para que no tengamos problemas con lo pájaros y demás bichos.

Pasaremos un rulo para que la semilla llegue a la tierra y pueda germinar.

No nos olvidemos que hace falta abundante agua para que germine la semilla.  De esta forma tendremos un césped bonito y compacto durante el invierno.