Trujillo Madroñera
En una espectacular finca llena de olivos situada en el valle de Madroñera, cerca de Trujillo, se reconstruyó una casa romana en ruinas y se creó un nuevo jardín alrededor de la misma.
Las ovejas y cabras, hasta ese momento, pastaban libremente por la finca; de manera que hubo que trabajar en preparar el terreno.
Al tener este terreno un suelo lleno de pizarra fue muy complicada la labor de movimiento de tierras, por lo que se optó por aportar camiones de tierra aun cuando el camino de acceso era bastante limitado, y no remover las existentes.
Las tareas de construcción de zanjas para el riego y el solado tampoco fueron sencillas si bien eran estrictamente necesarias ya que el calor en verano puede alcanzar grandes temperaturas (45 grados al sol) y en invierno muy bajas temperaturas (alrededor de 8 grados bajo cero).
Para preservar el nuevo jardín del ganado y permitir igualmente el paso de la familia propietaria de la finca, se construyó un paso canadiense. De esta manera, el ganado podría pastar por el resto de la finca manteniendo recortado el campo (de cara proteger de posibles fuegos) y la familia disfrutar de la zona de jardín intacta.
Unos años más tarde, se añadieron parras y un huerto para autoconsumo.
Este proyecto se centró en respetar la vegetación de la zona e igualmente construir un espacio verde y único.